Formas de perder hasta la camisa yendo de compras

Formas de perder hasta la camisa yendo de compras

A pesar de que se está haciendo todo lo posible para mitigar el impacto del fraude derivado del uso de las tarjetas bancarias (no sin notable éxito), lamentablemente los delincuentes siguen ingeniándoselas con viejos y nuevos trucos para saltarse todos los controles posibles.

La manera más sigilosa de robar

Si bien la pérdida o robo de la tarjeta es una de las principales causas por las que nos pueden vaciar la cuenta bancaria en un instante, existe un método menos conocido pero más inquietante por ser mucho más difícil de detectar y controlar. Estamos hablando de la clonación de la tarjeta.

La clonación de la tarjeta consiste en la obtención de los datos de la misma para su posterior uso fraudulento, sin que el titular sea consciente de ello en el momento en que lo están haciendo.

Si lo consigue, los podrá grabar (excepto el PIN) en la banda magnética de una tarjeta falsa para operar con ella sin riesgo a ser descubierto o, mejor aún, podrá utilizarlos para hacer compras online. Incluso, si está bien organizado, los venderá a bandas criminales para evitar dejar ningún rastro.

Seguidamente exploramos los diferentes métodos de robo de datos durante el pago presencial, y el posible impacto que pueden producir.

Somos más incautos de lo que nos creemos

Imaginemos estas situaciones y pensemos si nos reconoces en alguna de ellas:

  • Caminamos por la calle y una persona con dorsal de una ONG nos atrapa para solicitarnos una donación. Se nos ablanda el corazón y le proporcionamos los datos de nuestra tarjeta para que pueda procesar el pago de la ayuda humanitaria. MAL
  • Vamos a un hotel, reservamos una habitación y el recepcionista nos pide la tarjeta para poder procesar el pago, y se la damos. MAL
  • Estamos en un restaurante de postín y cuando pedimos la cuenta para pagar con tarjeta, nos traen el ticket de la cena dentro de una carpeta de cuero con el logo del restaurante para que pongamos la tarjeta. MAL

Quizás en España estos casos se producen cada vez menos, pero se producen. Sin embargo cuando viajamos al extranjero…

Según un informe emitido por la Autoridad Bancaria Europea (EBA) en el 2024, el primer semestre del 2023, se defraudaron más de 600 millones de euros en pagos realizados con tarjetas. Ahora bien, el 71% de este importe correspondía a operaciones transfronterizas.

Por tanto, cuando se paga de forma presencial en un comercio, por mucha confianza que nos ofrezca el dependiente de dicho comercio (bien porque sea un alma cándida, o porque se trate de una cadena reputada, o porque donde hay lujo hay buenas formas) en el momento en que cedemos la tarjeta o los datos de la misma a otra persona, perdemos el control sobre ella. Cabe recordar que todas las empresas de los ejemplos citados suelen tener un alto índice de rotación de personal, mucho más si se viaja en temporada alta.

CONCLUSIÓN: nunca debemos dar la tarjeta ni sus datos a otra persona, bien al contrario, siempre debemos solicitar que la orden de pago la ejecutemos nosotros mismos mediante un TPV (Terminal Punto de Venta). Como el comando de la tele o el volante del coche, no debemos ceder el control de nuestra tarjeta a un tercero ni por un instante.

En caso de habernos encontrado en situaciones similares y de empezar a detectar pagos que no se pueden identificar con claridad, no hay que dudar más, debemos bloquear la tarjeta y pedir una nueva. Luego, nos tomaremos tiempo para verificar si realmente dichos movimientos son fraudulentos. Por otro lado, cabe recordar que siempre existe la opción de rechazar esos pagos aunque se entre en disputa con el comercio, porque no deja de ser una forma de verificar si el origen del pago somos nosotros mismos o es fraudulento.

Ahora bien, aunque sigamos esta regla tan básica, siguen habiendo vulnerabilidades en el sistema… Lo explicamos en el siguiente artículo...

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